Me quedé pensando y seguí dándole vueltas al tema de Agatha Christie, no porque sea fanática sino porque gracias a ella conocí a mi mejor amigo (amigas: antes de ofenderse chequen el género), M.
Estábamos los dos ñoños de secundaria escondidos en la biblioteca leyendo, cada cual en su propio rollo. Me le acerco y le pregunto
-¿Qué estás leyendo?
-Agatha Christie
-¡Órale, yo también!
-¿Y qué libro?
-Asesinato en Mesopotamia
-¡Órale, yo también!
-¿Y en qué página vas?
Como ya era demasiada coincidencia, iba unas cuantas páginas atrás. Esperé (im)pacientemente a que terminara de leer para poder comentarlo.
De esa plática surgieron otras mil: nos dió por escribir un cuento con un detective de nombre Carlos Mansur y pasábamos buena parte de la noche al teléfono intercambiando la información que sacábamos de enciclopedias (sí, aunque no lo crean, hace 16 años no había internet) y cuanto libro hallábamos en casa. Terminamos una historia loca y enredada de rimbombante nombre... y como grandes amigos.
A la fecha, sigo confiando plenamente en el juicio y criterio de M. para muchas decisiones y gozando largas conversaciones, películas, buena música y de su amistad desde hace ya 16 añotes.
1 comentario:
¿Qué puedo decir de este post? Efectivamente Agatha Christie, la buena fortuna o lo que ustedes gusten y manden propiciaron el inicio de una historia común que seguramente dará para mucho más. Amiga, te quiero muchísimo. Pronto nos veremos nuevamente. M.
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