...estaba yo en Ecatepec haciendo complicadas (para mí, automovilista de capacidades diferentes: casi nulas) maniobras estacionatorias en las apartadas tierras de Ecatepec, Estado de México, cuando veo a una patrulla de tránsito y me bajó el sudor frío por la espalda
mi licencia tiene nada más 2 años y contando de vencimiento. Temerosa de que en cualquier momento me la pidieran y se armara un buen e inverosímil (amén de perfectamente evitable) broncón me sudaban las manos y el coche crecía más y más... (para mayor angustia no era mío y está salado) cuando de repente
¡me empiezan a asesorar! Uno hasta se bajó de la patrulla a darme instrucciones más precisas (porque no había movido los espejos y no veía nada) hasta que finalmente y, depositando mi fe ciega (nunca mejor dicho) en ellos, logré estacionarme magistralmente y justo en ese mágico momento... llegó Toño, sacó el coche (en dos segundos) y nos fuimos de vuelta al df.
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2 comentarios:
y en verdad esta salado el coche..pero siempre confio en ella a ciegas o sin espejos jajaja
No se sabe jamas cuando un agente de transito se transforma en un angel salvador, pero la virtud de esta aventura fue que ahora no encontraras un espejo o una farola suicida y si un par de bueno ciudadanos consientes del peligro de una mujer al volante jejeje. Pa que luego digan que los polis no son conciensudos...
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