lunes, 23 de junio de 2008

La Quinceañera

Los años no pasan en vano. Gracias a Dios. No volvería a ser adolescente ni en defensa propia.
El sábado cumplí treinta años y decidí festejarlos con la fiesta que cualquier quinceañera quisiera tener (soundtrack básico: Los 15 años de Espergencia de Chava Flores, Quinceañera de Timbiriche y Tiempo de Vals de Chayanne) y sólo una mayor de edad independiente se puede permitir.
Barra libre de martinis, cortesía de P. nunca suficientemente ponderado y su excelente oferta de martinis de chocolate, curazao, (mis consentidos), tamarindo (el más exitoso de la noche), pimienta negra y clásico. Sushi para todos. Música a cargo de Velvet y Felisberta.
Y un vestido de La Bella de Disney, bóveda de espadas, que A. trajo puntualmente.
Un descenso triunfal por las escaleras de caracol y absolutamente escenográficas de casa de mis padres, vals con todos los invitados, y un glorioso discurso-de-padrino-borracho-presentando-en-sociedad-a-la-quinceañera por A. (Grandioso, maestro).
Total, noche de amigos, buena música, magníficos tragos y harto jolgorio.
Cumplir treinta es la neta. Creo que lo seguiré haciendo por los próximos 5 años. Salud
No dejen de ver la crónica de sociales por el infinito Pao Yu:

viernes, 6 de junio de 2008

Anti-Olímpico

No me gustan las Olimpiadas y nunca me han gustado. Me recuerdan, a grandísima escala, los festivales de la escuela.
Y, al igual que con la selección nacional en los mundiales, no logro emocionarme con los paisanos.
Pero el último comercial de Powerade es una verdadera muestra de cinismo patrocinado. Salen tres deportistas que asumo son seleccionados nacionales, diciendo (conste que cito de memoria) : "he competido con gente más veloz que yo, he competido con gente más fuerte que yo, he tenido rivales con más experiencia, pero nunca he encontrado a nadie que disfrute la competencia más que yo".
O sea, van a gastar una lanota en ir a Beijing, y van a pasársela de pelos porque ya nos advirtieron que sus rivales van a ser más fuertes, más veloces y más experimentados (más altos y mejor peinados también). Y esperan que, de paso, nosotros nos la pasemos igual de bien porque nuestros paisas aprendieron y crecieron como personas.
Chale. Qué mal estamos.