Me gusta ir al df y volver por mis viejos rumbos.
Es un juego extraño de la memoria porque han pasado 20 años desde que me vine a Puebla, pero todavía ciertas calles y esquinas de Polanco me traen recuerdos (¿inventados? ¿adoptados? no importa)
Sudermann donde vivía mi abuela, Schiller, mi antigua casa, cuando enfrente estaba el Bondy, el Parque Uruguay con sus árboles crecidísimos, San Antonio y San Agustín, lo que fue los cines Ariel. Los inolvidables Panchos y los mejores tacos de carnitas, como recuerdo desde que tengo dientes.Y cómo olvidar las tortas del Royalty.
Sería incapaz de llegar de un punto a otro sola (afortunadamente siempre está Toño y mis nuevas coordenadas: Herschel y Giandolce) pero nombres de calles (con esa magia que tienen las de Polanco: Darwin, Victor Hugo, Horacio, Homero, Leibniz), incluso fachadas me traen recuerdos y es una sensación extraña que me devuelve a mi infancia, me produce una sensación de pertenencia sorprendida, pues si bien son mis rumbos viejos, ahora con Toño y los diseñadores y los nuevos amigos son mis nuevos rumbos. Los reconozco y me los apropio. Estoy creando mi nueva carta geográfica sobre recuerdos.
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2 comentarios:
LA MAYOR NOSTALGIA ES CUANDO YA NO ESTAS A MI LADO..TE EXTRAÑO Y ADORO CADA DIA MAS
Me da risa leer tus cosas, ya que comparto la misma nostalgia proveniente de un pasado el cual cenizas volaron hace mucho tiempo y que ahora esa nostalgia no solo es por la colonia o calles de la ciudad de Mexico, sino por las mas elemntales mentadas de madre y visiones extranas en cada angulo de este.......ese pais, que es Mexico.
Saludos.
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