lunes, 12 de noviembre de 2007

Manganas y peales

Me topo con un título: Manganas y peales a la XVI edición del Diccionario de la Academia Española y, en mi enciclopédica ignorancia, me asalta la duda ¿qué son manganas? ¿qué son peales?

Recurro al tumbaburros (léase diccionario de la RAE en línea:
http://www.rae.es/) y encuentro que mangana es: "Lazo que se arroja a las manos de un caballo o toro cuando va corriendo, para hacerle caer y sujetarlo."
Peal, por su parte es:
"6. m. Cantb. y Am. Cuerda o soga con que se amarran o traban las patas de un animal.
7. m. Am. Lazo que se arroja a un animal para derribarlo."

Entonces empieza a darme vueltas la cabeza, si a la susodicha edición del diccionario le echan un peal y/o una mangana, significa que el lenguaje es un animal desbocado y salvaje al que hay que ponerle trabas para amansarlo y poder montarlo? ¿es el diccionario en sí un medio para domar a la bestia? Domarlo, pasa, pero ¿derribarlo? eso es un poco excesivo.

Que el lenguaje (más uno como el español, hablado por un montón de gente, repartida por todo el mundo) sobrepasa los diccionarios y las gramáticas; que lleva su propio ritmo y camino y que todos nuestros intentos por controlarlo le vienen guangos, me queda claro. Es parte de su encanto y magia: toda esa vitalidad desbordada, que se mezcla, que se dobla y da la vuelta, que se reinventa a cada paso y cada palabra. ¡Viva el lenguaje vivo!

Y ahí estaba yo echándole hartas porras al lenguaje cuando leí el subtítulo del mentado libro: Su vocabulario de equitación. Voces ignoradas. Decires y refranes del charo mexicano. ¿México o Méjico? (por D. Carlos Rincón Gallardo, Duque de Regla, Marqués de Guadalupe, etc. México: Librería y Papelería de Angel Pola, 1939) y la burbuja se desinfló.

¡Ah! se refiere a la charrería (y me imaginé clarito a un charro bigotón haciendo suertes con el lazo). Ahora, la cuestión de México con j o x es otro super tema que más adelante abordaré.

Sin embargo, y soy necia, me parece que los editores se dieron cuenta del potencial subversivo del título y corrieron a ponerle un subtítulo tranquilizador, porque la idea es demasiado fuerte, demasiado hermosa, para haber sido inocente. ¿No creen?

1 comentario:

Anónimo dijo...

A propósito del lenguaje. Viene a mi mente el título de un libro de cuentos: "Jaula de palabras"; su autor se me escapa ahora. Leído tiempo ha me hizo pensar en que la jaula física aprisiona y destruye; la de palabras destruye simulando la vida (lo que la hace más perversa). Eduardo Galeano habla en algún lugar de la necesidad de dejar vivas sólo aquellas palabras que realmente digan algo, y le atribuye la lección a Juan Carlos Onetti, que a su vez se la atribuye a la sabiduría china pero que, si continuamos con esa afirmación dentro de la afirmación, acabaremos por atribuirla a los rusos por aquello de la matrioskas. Las palabras tienen posibilidades subversivas; asomadas o esbozadas; en revire o en sugerencia. En todo caso, en su caso, lo subversivo suyo se le anticipó; hizo visible esa capacidad de ver otras cosas; más allá de lo esperado. Sí, dominación o libertad es la disyuntiva. Por eso los censores. Pero, pese a los censores.