domingo, 20 de diciembre de 2009

Del canto de los ángeles

Nunca he tenido, ni buena voz (hasta mis gritos son pavorosos), ni buen oído musical (ni buen oído en general: estoy como el anuncio, oigo pero no entiendo; es una especie de miopía auditiva).

Aún así, canté en el coro de una pastorela en el kínder (pastorela donde mi hermano fue un José agotado al estilo del neorrealismo italiano) y en un coro en secundaria. También en algún momento entre la licenciatura y la maestría tomé clases de canto con un tío tenor (q.e.p.d.), un alma buena y generosa incapaz de herir a cualquier ser viviente.

Así, iba yo los sábados tempranito a su casa a berrear por más de una hora, despertando a mi primo T., que también es tenor. Verlo bajar las escaleras para desayunar era suficiente para callarme, por puritito pudor.

El problema es que, así como hay gente con oído absoluto, yo tengo oído nulo.
Mi tío me ponía la nota con el piano (nunca pasé de do) y yo graznaba fuera de tono; luego la vocalizaba, otro graznido. De fraseo, ya ni hablamos.

Total, que después de 7 u 8 sesiones en las que, no por falta de esfuerzo de parte de mi tío, yo seguía sin enterarme de cómo poner una nota, para mí indescifrable, se agotó la casi infinita paciencia de buen hombre, que me preguntó con toda su dulzura, que era mucha:

-Mijita, ¿y si mejor te enseño a tocar el piano?

Ese fue mi pie para abandonar mis empeños.

Gracias a Dios por el karaoke en bola.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Tres aspectos tres de mi dia

1.- Ya supere mi fobia a que me toquen los pies y fui a hacerme pedicure donde, no uno, sino tres desconocidos me manosearon los pies.

2.- Fui a una casa de te con un menú de cincuentaypico de hojas que requiere índice y leyenda explicativa.

3.- No entiendo si hasta en una tlapalería el dependiente tiene que saber el nombre y especificaciones de la chingamuza-esa-que-va-en-la-chimizclana-de-la-chingadera cómo es posible que en una librería (y de postín) pueda trabajar alguien que no sepa quién es Umberto Eco o que no haya leido a Poe.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Mi primer día de kinder

Siguiendo el buen ejemplo de los ilustres Felisberta y Velvet, me he puesto a rememorar mi primer día de kínder, con resultados...

nulos...

En serio, no recuerdo el primer día de kínder, pero sí recuerdo cuando acompañé a mi mamá a ver otro kínder para cambiarnos a mi hermano y a mí porque en el que estábamos creían que F., que era tartamudo, disléxico y mediobabas, se burlaba de ellas por cómo hablaba, así que tenían la mala costumbre de ponerlo rezar 5 padresnuestros después que el resto de la clase ya se había sentado; y como yo era su traductora alterna ahí tienes a los dos hermanitos recitando como loritos. (SPOILER: Lo tartamudo finalmente se le quitó)

Total que ahí vamos mi heroica madre y su chinita poblana de 4-5 años a ver un nuevo kínder. Mientras nos daban el tur por una casa que se veía enorme, nos decían que había clases de natación todos los viernes (el agua es el único medio en que no parezco un pato quemado y me muevo con un poco de gracia,igual que un pato, eh?, por lo que me gustó la idea), pero por más que veía la casa no se me ocurría dónde podrían ser las clases... hasta que llegamos al patio que tenía una pequeña jardinerita, que a mí me llegaba a las rodillas y una llave de agua. Así resolví el misterio: inundaban el patio y lo hacían chapoteadero.

También recuerdo, eso sí, el primer día de primaria y que no entendía porqué chillaban todos esos escuincles y se abrazaban a las piernas de su mamá. A mí lo que me jodía era tener que levantarme temprano de lunes a viernes, pero no como para llorar. Nomás no me gustaba.

Sí. Sigue sin gustarme.

No pos sí

Obviaré la gran ausencia y no cantaré, como Lázaro "Resucité, Resucité"

De actualidá.

Con todo el escandalazo de los músicos (Cadetes de Linares, Ramón Ayala y compañía) que "supuestamente" tocaron en fiestas de narcos (pos como que es lo más adecuado, ¿no? No me imagino a tan finas personas contratando a un cuarteto de cuerdas para amenizar sus fiestas), que la verdad me trae sin cuidado, surgió una joya declarativa de la nunca más ínclita Paquita la del Barrio.

Primero dijo que sí, que ha cantado para narcos (hay que comer), y luego, en un intento apologético digno del Chavo del 8 dijo que..."son personas muy cultas"...

JAJAJAJAJAJA...

Lo siento, sigo riéndome, no puedo opinar....

No pos sí

miércoles, 16 de septiembre de 2009

OK

Esta entrada es por Agustìn, "un chico atractivo y muy inteligente", una mezcla rara de encontrar (¿lo dije bien?) para que vuelva a su sushi infeccioso.

Hola.

Bienvenido de vuelta.

Saludos a Pao Yu

y no dejen de visitar Viernes Entero Ensaladas

Coman frutas y verduras

domingo, 22 de marzo de 2009

Del political correctness como la estupidez de nuestro tiempo

Leo que la Agencia Europea de...algo, ha sacado los lineamientos de corrección política gramatical para evitarse susceptibilidades feministas y verborrea inncesaria...aunque sustituir "miembros y miembras" por "cada miembro" es una reverenda idiotez verborreica)poner firefighter para evitar la discriminación de fireman sólo es estupidez bilingüe.

Me recuerda un sueño que me hizo despertarme de la risa ("El Quinto" de Radio Tarifa tuvo la culpa) en que resolvía toda la monserga de la exclusión de un género por medio de la salomónica, ecuménica y estrambótica solución de inventar el neutro (insere aquí aplausos, fanfarrias y trompetillas) con u: entonces en vez de la imbecilidad de poner medicos y medicas, diputados y diputadas, señores y señoras, uno sólo dice medicus, diputadus y señorus.

Claro que para evitar todos los problemas aparejados a modificaciones artificiales y forzadas a una lengua tan noble y saludable como el español, habría que condenar de plano el political correctness como criterio lexicológico y volver al sentido común.

Ya sé que es mucho pedir, pero la verdad es que tanta cortesía mal entendida me pone enferma.

martes, 10 de febrero de 2009

Resucité, resucité!!!!!

Es hora de pagar deudas:

ahí van mis 5 hábitos extraños.

1.- Meter los pies en cloro. Me dan asco los pies, empezando por los míos, así que los someto a intensivas sesiones de limpieza: se podría operar con ellos. También me lavo las manos después de ponerme o quitarme los zapatos y calcetines.

2.- Me como el cereal y la leche aparte. Como la Pantera Rosa. Tiene la ventaja de que nunca se aguada.

3.- Perderme hasta en mi cocina. De veras, soy fisiológicamente incapaz de orientarme, entonces soy como caballito de lechero: siempre uso los caminitos que conozco y ni por error uso atajos.

4.- Reviso 4 o 5 veces que las puertas (de la casa, del coches) estén bien cerradas y no sólo las veo, sino q tengo que tocarlas y probarlas.

5.- Me fascina releer revistas y cartas viejas. Las primeras porque así me siento adivina por saber qué pasa después y usar ese conocimiento para criticar. Las cartas porque no las tengo que contestar. Soy pésima corresponsal.

He cumplido y he vuelto.