Mi cuerpo todavía no se entera de que ya se le acabaron las vacaciones. Ni dos días nebulosos de trabajo lo han logrado convencer de que sí, es martes y mañana (y pasado y después) hay que trabajar.
Espero que pronto se acostumbre porque cargar con él y mi pereza es demasiado.
martes, 8 de enero de 2008
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